Tarde o temprano las arrugas y el envejecimiento van a llegar. A todos se nos va a arrugar la piel y es inevitable. Durante la infancia y la juventud tenemos una piel suave, tersa, de color uniforme y sin manchas, pero esta no durará para siempre.
Al envejecer perdemos colágeno y firmeza, lo que se encarga de mantener la adecuada hidratación. La piel pierde la elasticidad natural y la capacidad de renovarse. El estar expuesto al sol o al medio ambiente contaminado, produce lesiones que van deteriorando la piel y sumado a unos malos hábitos alimenticios se vuelve más grave.
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