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Reconocer la fibromialgia en adultos mayores.
A menudo, los adultos mayores experimentan una variedad de dolencias dispersas por todo su cuerpo. En el caso de la fibromialgia, el diagnóstico puede ser especialmente complicado debido a la multitud de molestias propias del envejecimiento. Por esta razón este artículo reconoce la importancia de comprender esta enfermedad.
La fibromialgia es una enfermedad que se manifiesta a través de dolor crónico en los músculos y tejidos corporales a cualquier edad. Esta produce dolor crónico y generalizado, así como fatiga y contracturas generalizadas. En la mayoría de los casos, los pacientes también sufren de fatiga, trastornos del sueño y de la memoria, así como síntomas asociados con la depresión y la ansiedad.
Causas
Aunque aún no se comprende completamente la causa de la fibromialgia, se postula que puede originarse en la estimulación repetida de los nervios, lo que conlleva cambios en el cerebro y la médula espinal. Este fenómeno parece estar asociado con un aumento en ciertas sustancias químicas cerebrales responsables de la percepción del dolor. Como resultado, los receptores del dolor en el cerebro tienden a volverse más sensibles, generando respuestas intensas.
Podemos reconocer tres grupos de factores:
- Factores genéticos: la presencia de determinadas mutaciones en los genes puede ser hereditaria.
- Otras enfermedades: hay otras enfermedades e infecciones que pueden facilitar el surgimiento de esta enfermedad. Entre ellos podemos mencionar el trastorno de piernas inquietas, los trastornos digestivos o problemas de orina.
- Situaciones de estrés: bajo situaciones de estrés, el cuerpo libera sustancias que lo hacen vulnerable a síntomas como dolor, fatiga o depresión.
Síntomas
En muchas ocasiones, los síntomas de la fibromialgia se manifiestan tras un evento específico, como una lesión física, cirugía, infección o un periodo de estrés psicológico notable. Sin embargo, en otros casos, los síntomas surgen de manera gradual y progresiva con el tiempo, sin que haya un evento desencadenante identificable. Cabe mencionar que existe una mayor prevalencia de fibromialgia en mujeres y adultos mayores.
El dolor generalizado, la fatiga y dificultades cognitivas son los principales síntomas de la fibromialgia junto con otras afecciones como:
- Síndrome de colon irritable
- Síndrome de fatiga crónica
- Migraña y otros tipos de dolores de cabeza
- Cistitis intersticial o síndrome de vejiga dolorosa
- Trastornos de la articulación temporomandibular
- Ansiedad
- Depresión
- Síndrome de taquicardia postural
¿Cómo detectar la fibromialgia?
Antes de realizar el diagnóstico de fibromialgia, el médico realiza diversas pruebas, como análisis de sangre y radiografías, para descartar que los síntomas correspondan a otra patología. Hasta ahora el diagnóstico de fibromialgia se basaba en dos criterios establecidos por el Colegio Americano de Reumatología, aprobados en un comité internacional:
- Dolor difuso durante más de 3 meses. El dolor debe estar presente en ambos lados del cuerpo, tanto en el derecho como en el izquierdo, así como en la parte superior e inferior de la cintura y en la columna vertebral.
- Que la sensación de dolor afecte, al menos, a 11 de los 18 puntos que se consideran característicos de la enfermedad. Sin embargo, esto es cuestionado, dado que el criterio de los 11 puntos de dolor es arbitrario. Además, la ubicación y el número de puntos en los que se presenta el dolor pueden variar en la misma persona de un día para otro.
¿Cuáles son los 18 puntos de la fibromialgia?
Los puntos bilaterales a considerar son:
- Los músculos inferiores del cuello.
- La zona alta del pecho, justo debajo de la clavícula.
- Los músculos en la base del cráneo, en la nuca.
- Los músculos trapecio de la espalda hacia los hombros.
- Encima de la espina de la escápula (entre los omóplatos).
- El área interna de las rodillas.
- Los glúteos, en el tercio superior de la inserción de los glúteos
- Los codos.
- La zona exterior de las caderas.
Hasta ahora la fibromialgia se controla con relajantes musculares, antiinflamatorios y analgésicos. Para los trastornos del sueño y la depresión, se suelen recetar sedantes o antidepresivos.Un tratamiento adecuado de la enfermedad requiere un enfoque multidisciplinar, ayudando al paciente a relajarse y a que aprenda a controlar el dolor. En los casos de los dolores graves, el baño con agua caliente y los ejercicios musculares y aeróbicos proporcionan un rápido alivio. Escuchemos a nuestros adultos mayores para poder ayudarlos lo antes posible.
